Previo
a la Asamblea
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Mensaje
de bienvenida del Presidente de la FLM
Obispo emérito Dr. Christian Krause
¿Afianzar
nuestra solidaridad con el mundo entero?
Queridas
hermanas, queridos hermanos,
El tema
que hemos escogido para nuestra Décima Asamblea, "Para la
sanación del mundo", es una señal para los cristianos/as que
indica "algo más", algo que está más allá de las
posibilidades propias. El concepto de la "sanación"
abarca diversos aspectos, así el del cuidado de la creación, el de
resolver conflictos entre las naciones, entre distintos grupos
étnicos y entre ricos y pobres, y también aquel que nos desafía a
encarar el fenómeno de la globalización. Es un concepto que evoca
imágenes de esperanza en medio del sufrimiento, de salud en medio
de la enfermedad, del servicio al prójimo en medio de la miseria, y
de la reconciliación en medio de relaciones quebrantadas. La
Asamblea nos ofrece la oportunidad de afianzar con el mundo entero,
que tiene sus raíces firmemente implantadas en nuestra fe cristiana
y en nuestra confesión luterana. Hay múltiples maneras en que
nuestro tema se relaciona con el trabajo que estamos realizando
todos juntos en la Federación Mundial.
En
ocasión de mis visitas como presidente de la FLM a diferentes
iglesias miembro, he podido ver de qué manera este tema adquiere
significado y se impregna de promesa en distintos contextos. Así,
por ejemplo, la Iglesia Luterana Malgache ha integrado un movimiento
interconfesional de reavivamiento llamado los "pastores",
para establecer una identidad cuyo propósito consiste en sanar las
heridas de una sociedad desgarrada. En Papúa y Nueva Guinea, en
encuentros con los dirigentes de las iglesias y con el Primer
Ministro, pude percibir el carácter urgente de la reconciliación
cuando un país se ve amenazado por la inestabilidad que se
manifiesta en numerosos conflictos, problemas sociales y ecológicos.
A la iglesia le corresponde un rol de orientación cuando se trata
de buscar la sanación de un mundo gravemente enfermo. Más que
nunca se requiere allí una solidaridad con el mundo entero,
particularmente ante las fuerzas negativas de la globalización.
La
solidaridad con el mundo entero se impone también ante la tragedia
humana del VIH/SIDA que ha adquirido proporciones terribles en
África, que se expande en Asia, y que está destruyendo las
estructuras de las familias y con ellas las de la propia sociedad.
En su respuesta la FLM ha tomado medidas de largo alcance para que
las iglesias miembro y los programas de la FLM en estrecha
colaboración puedan llegar sin demora a ofrecer un apoyo eficaz de
esperanza y sanación. En otro ámbito crucial nuestra comunión de
iglesias ha afirmado enfáticamente que las iglesias dicen un claro
"No" a la violencia contra la mujer. Uno de los objetivos
de nuestro trabajo es que esa actitud se traduzca en una realidad
tangible en todos los lugares donde la FLM está presente. En el
marco de la Asamblea reflexionaremos sobre el trabajo que realizamos
en conjunto y entre todos tomaremos las decisiones para el futuro.
Una
Asamblea brinda también la oportunidad de escucharnos mútuamente
como personas luteranas provenientes de distintas partes del mundo,
y de expresar nuestras opiniones en el contexto de nuestras
múltiples culturas y formas de vivir la confesión luterana.
Mantener la unión reconciliando las diversidades, hacer converger
las corrientes distintas dentro del luteranismo, es una de las
tareas principales de la FLM, mientras procuramos al mismo tiempo
fortalecer la comunidad y apertura ecuménicas. Dentro de nuestra
comunión podemos respetar nuestras particularidades y tradiciones
al tiempo que nos reconocemos como parte de un todo que no forma un
todo en sí.
Con los
antecedentes de una historia tan rica y de un tema tan desafiante,
espero y pido en oración que los delegados/as y los participantes
de la Asamblea en Winnipeg hagan escuchar sus voces con franqueza,
claridad y compasión. Cuando hablamos de aquello que está más
allá de nuestras propias posibilidades, hablamos de la Gracia de
Dios que nos ha sido dada en Cristo Jesús cuyo espíritu y amor
están obrando en verdad "para la sanación del mundo."
Obispo emérito Dr.
Christian Krause
Presidente
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