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Primera
participación en una Asamblea de la FLM
"En Hong
Kong, todo fue nuevo y emocionte para mí" – Julia Helmke, pastora
en Baviera
Todo fue
nuevo y emocionante – así describe la pastora Julia Helmke sus
experiencias como delegada juvenil de la Iglesia Evangélica
Luterana en Baviera en la Novena Asamblea General de la FLM en Hong
Kong. La pastora de Munich (Alemania), que hoy tiene 33 años,
también representará a su iglesia como delegada en la Décima
Asamblea en Winnipeg. Habló con el equipo redactor de "Rumbo a
la Asamblea" sobre sus experiencias de 1997 en Hong Kong.
Ya en el
curso de sus preparativos para la Novena Asamblea General del la FLM,
la pastora Julia Helmke se planteó numerosas e importantes
cuestiones. ¿Cómo podrá representar a su iglesia? ¿Qué
oportunidades se le brindarán para la coparticipación? Y, sobre
todo, ¿qué se esperaba de ella como delegada juvenil?
Sus primeras
experiencias las adquirió Julia Helmke en 1997 durante la
Pre-Asamblea de la Juventud, en la que participó con 120 jóvenes
de la comunidad luterana de todas partes del mundo. "Hicimos
‘simulacros’ de asambleas, con comités, reuniones plenarias,
discutimos los temas de la Asamblea y llegamos a conocernos –
durante las comidas, en el trabajo nocturno para redactar la
resolución final, en reuniones de crisis, en fiestas, en todos
estos altibajos que caracterizan las relaciones interpersonales",
rememora ella.
Un
maravilloso respiro e inenarrable fuente de inspiración fueron para
Julia Helmke los cultos durante la Asamblea: poder cantar y orar en
comunidad, celebrar la Santa Cena, escuchar la Palabra de Dios en
muchos idiomas e interpretaciones. Esta posibilidad que se le
brindó de encontrarse con personas provenientes de todas partes del
mundo y que confiesan la fe luterana, la llena aún hoy de
entusiasmo. El concepto de communio mundial cobró realidad.
Mantener un
espíritu abierto y prepararse con alegría y, si posible,
despreocupadamente para el evento – tal es la divisa de Julia
Helmke respecto a la Décima Asamblea. Recomienda, sobre todo a las
personas novatas, que no tengan miedo y no se dejen intimidar por
las personas sábelotodo que pretenden que una Asamblea es tan sólo
un asunto cotidiano o que se limita a personas expertas en
políticas intereclesiales; no, una Asamblea no se limita a eso
porque es un evento demasiado precioso y único para todas las
personas participantes. Y anima a todas las personas participantes a
atreverse a hablar y a plantear cuestiones, aunque no lo puedan
hacer de manera perfecta en un idioma que no es el suyo.
"Participar
en una Asamblea es un honor, un regalo, un mandato y un período
bendito en la presencia de Dios", subrayó la pastora.
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