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COMUNICADO DE
PRENSA N°: 04
Presidente de la
FLM determina desafíos de la organización para el futuro: el SIDA,
la paz y la pobreza
Un
desafío igualmente importante: el diálogo entre las religiones
Winnipeg,
Canadá, julio 22, 2003 -"Hoy, nuevamente, nos encontramos
desorientados, desamparados, despavoridos, sin poder creer lo que
vemos: un mundo desquiciado", expresó el Rev. Christian
Krause, Presidente de la Federación Luterana Mundial, en el
discurso que dirigió a los participantes de la Décima Asamblea de
la organización.
Krause
insistió en la necesidad de escuchar el llamado de Jesucristo.
"Nos congregamos para escuchar a Cristo y, confiando en que en
las voces de nuestras hermanas y hermanos oímos la voz de
Jesucristo mismo, no eludiremos esta voz, la tomaremos muy en
serio", expresó.
En sus
palabras, se refirió a algunos de los momentos más interesantes de
su período como Presidente, e hizo mención especial a la Declaración
Conjunta de la Iglesia Católica Romana Mundial y la FLM, la cual
considera como el "logro teológico más importante",
alcanzado en su mandato.
Su análisis
incluyó también una reflexión sobre el crecimiento en términos
de membresía, que tiene lugar en las iglesias del Sur,
especialmente en el seno de las iglesias carismáticas espirituales,
lo cual pudiera aportar grandes cambios en los próximos años en
las familias confesionales mundiales. "Algo me parece evidente:
el futuro de la cristiandad mundial y de su influencia en el destino
de la humanidad dependerá esencialmente de si acaso y cómo se
logran integrar las iglesias confesionales históricas con las
multiformes congregaciones y movimientos carismáticos",
afirmó. En este mismo sentido, instó a la Federación a realizar
un esfuerzo para impedir que se produzcan rupturas en el interior de
la organización. "Se presenta hoy abiertamente el desafío de
entablar el diálogo y llegar al testimonio común de fe entre las
iglesias históricas y los movimientos carismáticos",
expresó.
Krause
insistió en que si bien el conflicto Este-Oeste es cosa del pasado,
el conflicto Norte-Sur perdura y se intensifica cada vez más. Por
otra parte calificó el problema del SIDA como la "plaga de
nuestros tiempos modernos" y por tanto uno de los desafíos de
la Iglesia que, junto a la pobreza y a la paz, constituyen tres
retos para la comunidad internacional en el siglo XXI. Al mismo
tiempo, incluyó la cuestión de los extremismos radicales como otro
desafío para la iglesia y la sociedad.
"El
mandamiento del siglo XXI no exige una cruzada contra el Islam sino
el establecimiento de la paz entre todas las religiones y de la
lucha común de todas las religiones contra el terrorismo que
menosprecia toda vida humana", aseveró. Al mismo tiempo,
consideró de interés especial el encuentro entre el cristianismo y
el Islam y la necesidad de llevar a cabo un diálogo entre estas
comunidades: "Necesitamos un diálogo que aspire a la paz y
trate de fortalecer aquellos elementos en el islamismo que tienden a
vencer la violencia y que fomentan la tolerancia y los derechos
humanos".
Con respecto
al futuro de la FLM, destacó la importancia de conectar y coordinar
globalmente iniciativas e informaciones locales y regionales,
insistió en la necesidad de que las iglesias "salgan de sus
provincialismo o individualismo para integrar una dimensión global
de la oración y la acción, una comunidad para compartir el
Evangelio, la Buena Nueva del Salvador para los pobres".
"Tan
cierto como es que no podemos construir por nuestras propias fuerzas
la Jerusalén celestial, también lo es que la confianza en la gracia y misericordia
de Dios nos procura fuerzas como las hojas en los árboles de vida;
para que podamos servir en la sanación del mundo", concluyó.
La Décima Asamblea de la
FLM se celebrará del 21 al 31 de julio de 2003 en Winnipeg. Canadá,
bajo el tema: “Para la sanación del mundo”. La Iglesia Evangélica
Luterana en Canadá (ELCIC) actuará como anfitriona de la Asamblea.
En la Décima Asamblea participarán alrededor de 820 personas, que
incluyen 380 delegados y delegadas de las 133 iglesias con
membresía plena y de las tres iglesias que figuran como miembros
asociados. La Asamblea que por regla general se celebra cada seis
años, es el órgano supremo de toma de decisiones de la FLM. En el
período entre una asamblea y otra, el Consejo y su Comité
Ejecutivo dirigen las actividades de la FLM.
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