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Refugiadas comparten su destreza con la comunión luterana

	En la Décima Asamblea de la FLM, estas cestas fabricadas con sacos de plástico usados simbolizan la confianza.

Hace nueve años, cuando muchas personas de Burundi huyeron de la guerra civil en su país, dejaron todo tras de sí. Todo, salvo su destreza.

Estas cestas tradicionales de Burundi son fabricadas por las mujeres de los campamentos que administra el Servicio Cristiano de Refugiados de Tanganyika (conocido por la sigla en inglés TCRS), programa nacional del Departamento de Servicio Mundial de la Federación Luterana Mundial (DSM-FLM), con sede en Tanzania occidental.

Las cestas de distintas formas y tamaños se fabrican con los sacos de plástico en que se distribuyen las raciones de alimentos para los refugiados. Esta labor no sólo supone un pequeño aporte a la higiene ambiental, también ayuda a las refugiadas a redondear sus ingresos y les permite confiar en un futuro mejor.

El TCRS presta asistencia a 140.000 personas refugiadas de Burundi, atendiendo a sus necesidades básicas de alimentación, amparo y saneamiento. Además, el programa apoya cursos de enseñanza secundaria y actividades de paz y reconciliación tanto en los campamentos como en la comunidad que los acoge. Estas cestas se utilizarán en los cultos de la Décima Asamblea de la FLM, que tendrá lugar en Winnipeg.

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